martes, 21 de diciembre de 2010

Fabulario interminable, cuento menostrés: divagaciones existenciales



Fabulario interminable, cuento menostrés: divagaciones existenciales

La patita filosófica de Toc Toc se escabulló sutilmente del conjunto cuando Toc Toc creó a La Vaca, y llegó a parar a este preciso instante en este preciso lugar. Lo cierto es que no entendía cómo demonios había llegado tan lejos espacial y temporalmente hablando, y tampoco entendía por qué no podía parar de moverse... pero lo que menos entendía eran las palabras de esos señores tan importantes. Filosofó brevemente sobre la naturaleza incognoscible de la verdad hasta que se dio cuenta de que el problema era que seguía viajando por el tiempo, y hacia atrás.

Cambió el rumbo en la cuarta dimensión, bastante de avergonzado de su incompetencia, y se dispuso a escuchar de nuevo. Aunque la velocidad a la que se movían las divinas bocas que le rodeaban fluctuó, se fue estabilizando poco a poco hasta ser lo suficientemente comprensible. Parecía que las verdades de los dioses no eran tan crípticas, después de todo.

-Disculpen, caballeros -se aclaró la garganta- estimo que el asunto que les convida es de difícil solución, pero esclarecible por la razón rigurosa que es mi ciencia y arte (desde un prisma teórico, claro está, porque es aquel el que entra dentro de mi competencia).

Hizo una pausa, esperando una posible contestación, pero se le olvidó prestar atención al rumbo temporal y la pausa duró para ellos diez veces menos que para él, con lo que, aunque hubieran querido replicar, no habrían podido.

-Según observo, la hipótesis que nos reúne es altamente interesante. Partiendo de la base de que los presentes sean "dioses" -definámoslos a grandes trazos como "entidades cósmicas absolutas de propósito existencialmente trascendente", creados por un ser supremo de nombre "Á", se propone que uno de ellos ha cometido un agravio actuando de forma improcedente.

-Pongamos más atención a aquel ser supremo, y a partir de ahí dirimiremos lo que representa la improcedencia en un caso de semejante índole. Puede inferirse la neutralidad de "Á" en base a su obra, puesto que de él surgieron dioses tanto benignos como malignos, tanto rectos como enloquecidos, tanto emocionales como fríos... y no sólo dioses, sino también ideas, conceptos. Si Á no fuera malo y bueno, y sabio e ignorante... ¿Cómo habría sabido crear un mundo de Bien y Mal, de Sabiduría e Ignorancia? ¿Cómo podrían siquiera imaginarse todos esos conceptos?

-En ese caso también podemos argumentar que Á respeta la esencia de todos sus hijos, por diferentes que resulten, porque él es la suma de todos ellos, e imaginar que esa es la razón de que tengan equivalente poder.

-Aclarado este punto, puedo concluir que aprueba sus actos siempre y cuando sigan su naturaleza, lo que es claramente inevitable, puesto que ninguna fuerza está en conflicto con los dictados primeros de Á (admitida la hipótesis de la supremacía de Á, que formulé como base del razonamiento) para interferir sobre el resultado final, es decir, la actuación supuestamente improcedente.

Otra pausa dramática desperdiciada por su escaso control sobre la variable "tiempo".

-Á podría haber actuado sin molestarse en prever estas circunstancias, pero eso no le exime de la responsabilidad del hecho, dado que, de considerarlo improcedente, su propia ignorancia sería negligente.

-Ergo, no es éste un juicio absoluto, sino parcial. No depende de los múltiples valores de Á, sino de los -necesarios, tal como el panteón ha sido creado- desacuerdos tanto en los objetivos correctos en la actuación como en los modos para alcanzar esos objetivos. Si no podemos asegurar que el Bien sea un valor cósmico universal, creo que lo mismo puede decirse de la educación.

-Los dioses benignos no podrían pretender que sus valores prevalecieran en un juicio legitimado por Á, como no podrían hacer lo propio los malignos: el único juicio que estaría en sus manos estaría legitimado únicamente por ellos. De este modo, concluyo que nada de lo que aquí se juzga trasciende el natural choque entre los intereses de los dioses, que no deja de ser una armonía de la que nuestro hipotético Á disfruta ahora con interesado deleite. ¿Me equivoco acaso?

Una patita más apareció, y se enroscó en él.

.sacoviuqe eT .íS-

Se dio cuenta de su error y, ruborizada, se dirigió a su más que ilustre auditorio, con voz de variable velocidad:

-Se equivoca. -Y, a acto seguido, se la llevó al futuro.

Y es que por cada patita de mente inquisitiva e infinitamente de acuerdo con sigo misma que tiene Toc Toc, hay otra cabezota e infinitamente en desacuerdo con ella.

Lo que ninguna de las patitas imaginaba es que Toc Toc sabía perfectamente lo que estaba pensando, aunque no podría estar seguro de que estuviera pasando realmente, o de cuando pasaría (o pasó)... o de dónde. Lo sabía porque era él quien, en una azarosa página del Fabulario interminable, lo escribía animadamente.

Sentado en un cojín.

Que rima con fin.

Es esa misma mañana cuando una pregunta de la alguacil sobre la intención de Bo al acudir a la ciudad de Maarthan da lugar a su más memorable discurso sobre el cuarto toa: gong.

-Hasta ahora, yo sólo había pasado por pueblos cuyos habitantes se sienten parte de su pequeño todo: las cosas son más fáciles dentro de la tranquila pequeñez de sus limitaciones. Sin embargo, en Maarthan llega a ser difícil sentirse parte de algo porque nunca se podrá entender completamente nada... el contacto con tanta gente acaba por aislar a todos y cada uno de sus individuos entre sí y les hace perder la capacidad para identificarse y para sentirse cómodos con el mundo. Supongo que los caminos del más-que-hombre me han llevado aquí para que dé algo a lo que aferrarse a quien quiera aceptarlo; algo de unidad.

Dicho esto, el viejo se encarama al carromato, en cuyo techo, entre amapolas, se balancea un disco de bronce colgado de una sencilla estructura de bambú. Agarrando un bastón que le tiende uno de sus seguidores, golpea con inusitada destreza el disco, originando un sonido tan penetrante que los pétalos de múltiples amapolas se desprenden. Mientras varios adeptos los recogen para guardarlos en frascos, él explica:

-En realidad, mi bakkai sólo tocó una mínima superficie del disco; si esa mínima superficie hubiera estado separada del resto apenas habría sonado nada... sin embargo, el golpe ha hecho vibrar por igual a todas las partículas como si fueran una sola, y el aire ha vibrado con todas ellas, haciendo que los pétalos más maduros vibren también, y caigan. Yo he de ser el punto en el que el bastón impacta y hacer que la ciudad entera vibre con mi fe...

Tras la exaltación inspiradora que ha alcanzado durante su discurso, el viejo tío extrae un cacho de piedra blanca de un saquito y se abstrae en la tarea de dibujar un largo trazo irregular en el suelo adoquinado.

-¡Aquí está! -exclama finalmente, y suspira ante la visión del contorno de tiza ya acabado- Lo he encontrado. El templo de Gong.

Más adelante nos explicaría que el templo siempre había estado ahí; él sólo lo había sabido ver. Sus muros no estaban hechos, como muchos creíamos, de tiza, sino de algo inmaterial que nadie podría nunca borrar o destruir, un preparado de respeto, devoción y magia. Por sus propias palabras, "los templos no se definen por la dureza o estabilidad de sus muros, sino por lo que habita en su interior".

El templo de Gong tiene, según Bo, dos capas. La capa interior, del contorno hacia dentro, es el mejor lugar del mundo para la reflexión sobre el más-que-hombre. La capa exterior, del contorno hacia fuera -es decir, el resto del mundo-, es donde lo reflexionado se practica.

Cuadernos de Nakko, Tai-Mei

viernes, 17 de diciembre de 2010

La noche se tiñe de humos coloreados de aromas absurdos y empalagosos, y el tiempo parece fluir de otra manera; tan rápido que las experiencias son infinitamente intensas pero tan lento que pronto pasan a ser recuerdos lejanos.

Aunque los más recientes acólitos todavía no lo sepamos, eso significa que ya no estamos en nuestro mundo de origen, sino en aquel en el que el más-que-hombre pulula, inventando a su paso la gran mentira que contiene la verdad mayor.

Esta vez las especias molidas con el opio resultan especialmente excitantes. Los pulmones se abren y agitan como nuevos corazones para una nueva sangre que despierta una nueva vida en todos los presentes. Los aceites se extienden por los cuerpos sin necesitar más que el roce, no necesariamente sexual pero siempre emotivo, de los seguidores reunidos, quienes susurran desde su alma los nombres conocidos de su deidad.

Y todo... todo al son de la flauta de bambú de la que emergen las caladas del Viejo, adaptando su cadencioso baile a la intensidad y tono de la melodía. Hasta que él mismo se la entrega a un adepto cercano, maestro del Ku. Entre lo que puedo distinguir, el viejo exhala una calada en la boca de su acompañante, dando lugar a un extraño beso.

Yo, por mi parte, acabo por entregarme casi temerariamente a aquellos placeres desconocidos... hasta que, de pronto, el humo se detiene en su sitio y cambia de color, y todas las mentes parecen despejarse al instante. El viejo Bo empieza a narrar entonces la primera parte de su historia... aunque de entre todas las veces que la he oído desde entonces, nunca ha coincidido prácticamente en nada.

Más adelante yo no recuerdo nada: a la mañana siguiente se me hablaría de las once fases del Ku, y de que no todos llegaban a la segunda -aquel momento de sobrenatural lucidez- en su primera noche, y nadie nunca -salvo el viejo al velar de nuestros sueños- había pasado de la octava.

Cuadernos de Nakko, Tai-Ku

sábado, 4 de diciembre de 2010

Aquel mismo día en que el Iluminado al que llaman Viejo llega a Maarthan es cuando una alguacil de la ciudad se dirige a él con rostro severo para preguntar quién es el líder.

-Oh, no me arriesgaría yo mismo a darme tal nombre, pero supongo que es a mí a quien busca.

-Incluso ante aquella incómoda situación, la calma del Viejo se refleja en sus hombres, que permanecen cordiales y amables frente a los soldados.

>>Y de verdad que me alegro de tal coincidencia, puesto que quería hablarle de unos traficantes de piedras que tienen su centro de distribución al otro lado de esta calle. La primera vez que pasamos delante de su carreta escondieron lo que hacían, la segunda también... pero al cabo de un tiempo acabaron de despreciar la amenaza de un viejo loco y sus necios seguidores que daban vueltas alrededor de una manzana.

>>Si estás dispuesta a prestar oído, son muchas más cosas de las que me he enterado, pero os agradecería, a usted y a sus subordinados, que tomaran asiento y disfrutaran de nuestra humilde comida. Somos gentes felices por nosotras mismas, pero estimamos toda vuestra disposición por ayudar al bien funcionamiento de esta comunidad.

Dicho esto, y con un gracioso gesto, saca una amapola de no se sabe donde y la prende fuego con palabras apenas pronunciadas, todo para tendérsela a la mujer. Por entonces me parece una insensatez debido a su edad, pero más adelante le he visto llevarse al lecho de paja a mujeres no menos jóvenes y bellas.

La mujer cambia su actitud al instante, como si la extraña compañía se hubiera convertido en algo completamente diferente a lo que era hace un momento. La actividad prosigue: se monta un largo toldo desde el carromato, las tortas vegetales aliñadas con salsa secreta se reparten entre el auditorio y los soldados toman asiento con comodidad creciente, al igual que su líder, quien se sitúa al lado del Viejo. Y él habla de nuevo:

El control no consiste en la dominación de los demás. Quien persigue la ilusión del poder mediante la destrucción del poder ajeno se perderá en su obsesión y olvidará la verdadera intención que había tras ella: acabará sin siquiera controlarse a sí mismo. Pero aquellos que no pierdan de vista que el control no es más que un medio para la libertad sabrán que, tal como el de los muchos nombres enseña, el control consiste en compatibilizar el control ajeno con el propio, convirtiendo a los enemigos en amigos, a los problemas en soluciones, a los obstáculos en vehículos.

Los poderosos no son los agresivos, ni los que ven aplastada su cabeza por una corona, ni los que encadenan a los hombres por capricho, sino los que siguen la senda del Dau.

Su voz se apaga de nuevo, y el jolgorio que resurge hace que todos se aperciban de lo profundo que había sido el silencio durante las palabras del Viejo, que prácticamente ha hablado en susurro y sin embargo, de alguna manera, ha penetrado en las almas de los hombres, tanto si le entendían como si no.

Yo no le entendería al instante, pero más tarde me daría cuenta de lo oportuno que fue su discurso: lo que había hecho con aquella mujer no había sido someterse a ella ni tampoco dominarla: la había ofrecido una forma de evitar el conflicto al mismo tiempo que ambos poderes se reafirmaban el uno sobre el otro.

Cuadernos de Nakko, Tai-Dau

-Fragmento siguiente-




Fabulario interminable, cuento... siguiente: Mucha Gente Malita

Algo nuevo y grande comenzó cuando aquella ambiciosa patita intentó dirigir las palabras hacia donde quiso... algo muy nuevo y muy grande.

Al principio era como una enfermedad concebida por un loco o por la pesadilla de un niño. Se extendía imprevisiblemente y sin orden ni concierto, y sólo la muerte podía detenerla. Los enfermos adoptaban los más extraños comportamientos, como si vivieran en otro mundo completamente distinto al nuestro, y reían, y lloraban, y sentían.

Más tarde no sólo seres racionales sufrieron la enfermedad, sino también plantas o rocas o charcos o cualquier cosa. Una incontenible variedad de síntomas incoherentes se sucedía indefinidamente, o realmente hasta que el enfermo se enfrentaba al pensamiento que lo había originado todo. Entonces era cuando insistía en que se convertiría en un dzubit con un extraño brillo en los ojos. ¿Era de terror? ¿Era de excitación? ¿O era de locura?

Eso nunca quedaba muy claro... lo único evidente era que entonces parecía haber encontrado el sentido de su existencia. Los síntomas desaparecían, pero surgía otro nuevo. Lenta pero implacablemente, el enfermo empezaba a transformarse en un objeto enorme pero indudablemente inútil usado generalmente en pequeñas mesitas para servir esa agua caliente aromatizada llamada té.

Y entonces era cuando entendían que no debían estar precisamente allí, y que les tocaba irse a otro lugar. Levantáronse todos y empezaron su extraña peregrinación improvisada. Unos se iban para un lado, otros para otro... las descomunales jarras de té seguían rutas dispares y cambiantes; como mareas, desandaban sus pasos como si ese fuera su plan desde el principio, daban muchas vueltas en sentidos alternos alrededor de ciudades en todas partes del mundo y, poco a poco, se iban reuniendo en una única fila de útiles de cocina semejantes diseñados con el mismo mal gusto.

En un momento dado de su religiosa procesión, tuvieron que entrar (con la intención de darse la vuelta inmediatamente diciendo "Sarasarapon" e inclinándose devotamente sobre un imaginario pastel de fresas) en la guarida de unos ladronzuelos que casualmente eran coleccionistas de jarras de artesanía gigante, y vieron como las riquezas más inesperadas se les venían encima. De una en una, las fueron capturando a todas, que parecían no aprender de sus predecesoras. Sin duda su travesía había terminado ahí. El caso es que uno de los proyectos de dzubit encontró un cojín sorpresa de los de Toc Toc, y vio que dentro tenía un libro amarillento en el que habían escritos que sólo a un loco podrían habérsele ocurrido.

Leyendo y leyendo llegó a un cuento en el que aparecían palabras nuevas constantemente, retrocedían momentáneamente, se paraban durante unos instantes... no es que se estuvieran escribiendo; hasta las nuevas palabras estaban recubiertas de polvo y eran muy, muy vieja. El jarrón lector descubrió entonces que la historia que leía era la suya propia, y escribió algo en el relato todavía inconcluso.

blablablaestoiescriviendocacapedopispolla

Además de que el texto había sido escrito aplicando mal las cursivas, y de que la ortografía usada era claramente deficiente, el mensaje dejaba mucho que desear. Pero bueno...

tu te callas

...Su bordería enfatizaba todo lo anteriormente comentado; no estamos hablando de una persona muy creíble que digamos, y ustedes no deberían hacerla ni caso...

llo escribo mas rapido que es lo que importa y a demas te voy a tachar entero llaberas. que tu eres el que nos a capturado i no esos ladrones askerosos que no esistian asta que los pusiste ai

...Evidentemente, eso...

con lo que tardas en ecribir los ... esos llo ya e escrito 5 frases. pretendes ganarme a mi? si te voi a tachar entero llaberas

...Pero...


yentonces ganamos los guenos y nos conbertimos en dzubits todos y quedamos tal ke asi:

Nadie nunca debió haber puesto la creación de una raza en manos de una jarra subnormal y analfabeta con un pincel y cinco segundos.

ytumas

Fabulario interminable, cuento chunguientaycuatro: Ideas e ideas, y una patita que se sale del guión.

La vida de una idea es algo difícil de predecir. En muchos casos muere trágicamente por descartamiento automático, sin que su contenedor se arrepienta en absoluto. En algunos es tan innegablemente genial que se contagia con la comunicación e infecta el mundo entero. O a veces, rechazada por su dueño pero lo suficientemente evolucionada para cuidar de sí misma, se aferra a, por ejemplo, un melocotón crédulo, esperando pacientemente a que alguien se la coma y, consiguientemente, descubra que el mundo está regido por un grupo concreto de gnomos del pan jugadores de dumu, que no tienen ni idea de que en lugar de habas azules se están apostando el destino del cosmos. Por ejemplo.

Su nacimiento es espontáneo, pero tienen que darse ciertas circunstancias que sirvan como catalizador. El abuelo del ejemplo anterior fue una inconfesable obsesión con los gnomos de las cosas comestibles, su compañero de juegos un súbito interés por las fuerzas cósmicas ocultas, su primer profe la intuición de que jugar al dumu es algo importante, su...

-Espeeeera... ¿Me estás diciendo que soy padre? -Interrumpe una patita de la segunda fila llamada Luck, que es la única que sigue despierta. Bueno, y Sid, pero él nunca habla. La patita científica suspira, deseando acabar ya su exposición.

Bueno, incubas las ideas por ti mismo, crece dentro de ti y todo eso... más bien eres mamá... Pero no quiero más interrupciones, que Toc Toc me está utilizando como narrador de un cuento y ahora mismo estamos rompiendo la atmósfera.

-No me puedo creer que sea madre. ¡Si soy muy masculino! Por cierto, ¿en serio que eres narrador?

Sí; ¿No ves que tú necesitas guiones para hablar y yo no? ¡Shhhh! a eso no contestes, que no se debe contestar. Es una pregunta retórica. Todos los narradores lo sabemos.

Hay varias clases de ideas, según sus estrategias de supervivencia. Hay ideas en las que se confía, ideas con las que se fantasea e ideas que se utilizan.

Toc Toc, a decir verdad, es de las segundas: un mero divertimento que cuaja en las mentes no por su verosimilitud o utilidad sino por resultar extraordinariamente entretenido.

De este modo, siendo Á, los dioses y la creación en general incapaces de quitárselo de la cabeza, Toc Toc ha logrado la más inaudita inmortalidad del panteón. Se pasea por las tierras fascinado por todo lo que no puede comprender, y es una relación correspondida...

-Tengo una idea -Dice Luck- si Toc Toc te ha dado el poder de narrar, puedes hacer... -Shhhhh- ...puedes hacer lo que tú quieras... -Blablablá, no te escucho, cállate, cállate...- ...lo que tu quieras con el cuento, ¿No? -...Cállate... espera, ¿Cómo?

-Pero si quieres que me calle... -no, no, ahora no, tranquilo- Vale, pues... ¿Puedes hacer lo que quieras con el cuento, o no? -Luck se cae por un pozo... vale, parece que sí- glublushhh... ¡No hacía falta demostrarlo de esa manera!... bueno, continúo. Tal vez sea por casualidad, pero todos los cuentos escritos por Toc Toc van y suceden de verdad, ya sea en el pasado o en el futuro o cuando sea.

Aligera, venga...

-Ya voy, ya voy. Lo que quiero decir es que tienes el poder de un dios en tu pezuña -Luck sale del pozo- ¿Ves? Sabía que te gustaría -Pero se calla de una vez, hasta que yo lo diga. Que ya casi no me queda cuento, leñe, y tengo mucho que hacer.

En fin, como iba diciendo, Toc Toc iba rodando por ahí cuando se dio cuenta de lo poco que se interesaba por sus pobres patitas, a las que ponía a hacer todo el trabajo mientras él salía a pasear. Y claro, eso había que arreglarlo.

La idea que tuvo entonces Toc Toc no pertenece exactamente a ninguno de los tipos anteriormente nombrados. No era ni útil, ni creíble, ni divertida. Era una idea que, de poder hacerlo, cualquiera descartaría. Y, sin embargo, una idea tan fascinante...

El proceso mental fue más o menos el siguiente: "me gusta bailar entre manzanas resecas", "¡ay que ver!", "la felicidad es un conejo llamado "P" que no para de dar vueltas sobre sí mismo", "Las enfermedades son propensas a contagiarse", "las ideas son enfermedades". Aquella idea no encajaba. Era totalmente diferente a las demás, porque tenía algo de inquietante que el dios no comprendía.

-¿Qué estas haciendo? -pregunta atemorizada Sid; otra patita con posiblidades de perder el habla "inexplicablemente". Pero no sé qué contestar. ¿Qué demonios estoy haciendo?

No lo sé. Una cosa ha llevado a la otra... no he podido...

-¡Pues arréglalo! -Sid es muy temperamental...- Eso es mentira. Apenas me conoces. Lo que pasa es que estoy nervioso. ¡Arréglalo!

¡No sé cómo! ¿Alguna sugerencia? Porque yo también estoy asustado. Y en serio que Sid es muy temperamental, aunque se lo niegue a sí mismo.

-¡Ni siquiera me llamo Sid!

Cunde un silencio incómodo.

-No tenías por qué escribir eso. Lo único que has hecho ha sido que la situación sea todavía más incómoda.

Cunde otro silencio incómodo.

-Supongo que no hay nada que hacer, entonces. Sigue narrando la historia, porque retrasándola no vamos a conseguir nada.

Volvamos entonces a Toc Toc. El pobre tiene una idea en la cabeza, y no se la puede quitar de encima. Podría hacer mucho daño con ella...

Cierra fuertemente los ojos, se tapa las orejotas, contiene la respiración, se encoge las alas, se aplasta las patitas...

-¡Ay!

...pero no consigue dejar de pensar. ¡Es su naturaleza!

Se le ocurre que, aunque esté así mucho tiempo, no puede evitar que otros tengan esa idea por sí mismos. Se le ocurre que, tal vez, muy lejos de ahí...

El primer síntoma detectable es que se les ocurre algo que, de pensar mucho en ello, les resultaría inquietante. Luego vienen las fiebres de fuego rosa, luego los trastornos cromáticos compulsivos, luego los vómitos de hilos de lana... y los que están malitos se quedan en sus camas o sucedáneos. Hay enfermos de todas las razas, y es imposible prevenir la propagación de la enfermedad, aunque normalmente es gente imaginativa y con tiempo libre quien acaba sufriéndola.

Bueno, eso, tenía que hablar de la enfermedad. Se suceden algunos otros síntomas absurdos, como una extremidad trasera masoquista o granos inflados del mejor vino de Albur, hasta que el sujeto acaba dando vueltas a la idea que lo originó todo y llegando a la conclusión inevitable, tras una serie de razonamientos: "voy a convertirme en un dzubit".

-¿Qué es un dzubit?

Si se lo preguntaras a Toc Toc, te diría que no está muy seguro todavía, y poco más podrían decirte los enfermos. Ni siquiera la patita científica tiene mucha idea, pero sabe... sabe que no puede ser nada bueno.