sábado, 4 de diciembre de 2010

Aquel mismo día en que el Iluminado al que llaman Viejo llega a Maarthan es cuando una alguacil de la ciudad se dirige a él con rostro severo para preguntar quién es el líder.

-Oh, no me arriesgaría yo mismo a darme tal nombre, pero supongo que es a mí a quien busca.

-Incluso ante aquella incómoda situación, la calma del Viejo se refleja en sus hombres, que permanecen cordiales y amables frente a los soldados.

>>Y de verdad que me alegro de tal coincidencia, puesto que quería hablarle de unos traficantes de piedras que tienen su centro de distribución al otro lado de esta calle. La primera vez que pasamos delante de su carreta escondieron lo que hacían, la segunda también... pero al cabo de un tiempo acabaron de despreciar la amenaza de un viejo loco y sus necios seguidores que daban vueltas alrededor de una manzana.

>>Si estás dispuesta a prestar oído, son muchas más cosas de las que me he enterado, pero os agradecería, a usted y a sus subordinados, que tomaran asiento y disfrutaran de nuestra humilde comida. Somos gentes felices por nosotras mismas, pero estimamos toda vuestra disposición por ayudar al bien funcionamiento de esta comunidad.

Dicho esto, y con un gracioso gesto, saca una amapola de no se sabe donde y la prende fuego con palabras apenas pronunciadas, todo para tendérsela a la mujer. Por entonces me parece una insensatez debido a su edad, pero más adelante le he visto llevarse al lecho de paja a mujeres no menos jóvenes y bellas.

La mujer cambia su actitud al instante, como si la extraña compañía se hubiera convertido en algo completamente diferente a lo que era hace un momento. La actividad prosigue: se monta un largo toldo desde el carromato, las tortas vegetales aliñadas con salsa secreta se reparten entre el auditorio y los soldados toman asiento con comodidad creciente, al igual que su líder, quien se sitúa al lado del Viejo. Y él habla de nuevo:

El control no consiste en la dominación de los demás. Quien persigue la ilusión del poder mediante la destrucción del poder ajeno se perderá en su obsesión y olvidará la verdadera intención que había tras ella: acabará sin siquiera controlarse a sí mismo. Pero aquellos que no pierdan de vista que el control no es más que un medio para la libertad sabrán que, tal como el de los muchos nombres enseña, el control consiste en compatibilizar el control ajeno con el propio, convirtiendo a los enemigos en amigos, a los problemas en soluciones, a los obstáculos en vehículos.

Los poderosos no son los agresivos, ni los que ven aplastada su cabeza por una corona, ni los que encadenan a los hombres por capricho, sino los que siguen la senda del Dau.

Su voz se apaga de nuevo, y el jolgorio que resurge hace que todos se aperciban de lo profundo que había sido el silencio durante las palabras del Viejo, que prácticamente ha hablado en susurro y sin embargo, de alguna manera, ha penetrado en las almas de los hombres, tanto si le entendían como si no.

Yo no le entendería al instante, pero más tarde me daría cuenta de lo oportuno que fue su discurso: lo que había hecho con aquella mujer no había sido someterse a ella ni tampoco dominarla: la había ofrecido una forma de evitar el conflicto al mismo tiempo que ambos poderes se reafirmaban el uno sobre el otro.

Cuadernos de Nakko, Tai-Dau

-Fragmento siguiente-




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